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Las manias de nuestra pareja

Manías de pareja

“En la fase de enamoramiento, proyectamos la fantasía de que todo es perfecto en el otro y junto a él. Nos adaptamos en casi todo a la otra persona. Nuestro carácter y nuestras conductas cambian para intentar agradarle y hacer más gratificante la relación que comienza.

 “En esa etapa no percibimos, o no le damos importancia, a los defectos de la pareja”, explica la psicóloga Eva María Barata.

“Vivimos en una sociedad que nos inculca la idea de la pareja perfecta, y del amor incondicional y eterno. Pero eso desvirtúa la realidad”, apunta la especialista.

Sea como fuere, llega el fatídico día en que se choca de bruces con la vida real: las dosis de amor ciego se reducen, y se dejan de tolerar ciertas conductas de la idolatrada o el idalotrado. 

 “Pero si se busca a un ser ideal que sólo cuente con virtudes y que nos haga sonreír con su presencia, seguramente no lleguemos a encontrarlo. Así que para evitar la enajenación, lo mejor es aceptar que nadie es perfecto.

 “El problema es que la mayoría de nosotros espera demasiado de las relaciones y eso no es sano”, asegura Eva María Barata.

“Hay gente que reconoce que intentó cambiar a su pareja, pero ese es un error. Hay que aceptar a la otra persona tal y como es. Y si no interesa, cortar por lo sano. 

“Porque, hay que saberlo: a medida que cumplimos años nuestro temperamento se vuelve más radical. Somos menos tolerantes y pasamos menos cosas por alto”, afirma Eva María.

En fin, en este artículo se recogen varias declaraciones de personas de todas las edades y de todos los sexos que demuestran que lo mejor que se puede hacer es tomarse con paciencia las tareas de nuestro, a veces insoportable, compañero/a.  

 

 


Estas parejas confiesan lo que no soportan de la convivencia con su símil. Son manías que antes toleraban y que ahora detestan:

1. Javier (37 años, contable): “Mi pareja se levanta a las cinco de la mañana para ir a trabajar. Y tiene la costumbre de despertarme para darme un beso y los buenos días. Está bien, es un detalle. Pero a mí me echa a perder las dos horas que me quedan de sueño”.
 

2. Lorena (36 años, trabajadora social): Mi pareja tarda demasiado tiempo en arreglarse. No soporto tener que esperarle cuando yo ya llevo un buen rato lista para salir”.
 

3. Julián (50 años, profesor): “Llevo años quejándome porque mi mujer siempre se corta las uñas en el sofá y las deja caer en el piso sin recogerlas. Me parece una cochinada, pero ella lo ve de lo más normal”.
 

4. María (37 años, bióloga): “Odio que en cuanto a mi novio le duele algo, el mundo empieza a girar en torno a su molestia. Parece que en vez de un resfriado tiene la malaria”.
 

5. Nacho (38 años, profesor): “Mi novia es una obsesiva de la limpieza. No le basta con que la casa esté limpia: su grado de higiene llega al extremo de que el piso y los muebles tienen que estar tan relucientes que podríamos comer en ellos”.
 

6. Juan (57 años, contable): “Mi mujer no puede dormir si los pilotos del televisor o de algún enchufe están encendidos, así que por las noches tengo que dejar cargando el móvil en otra área”.
 

7. Sara (30 años, profesora de pilates): “A mi pareja no le gusta oír a nadie masticar. Si quiero comerme una galleta o una manzana tengo que irme al cuarto más alejado de la casa para que no me oiga comer”.
 

8. Jesús (40 años, comerciante): “Siempre que a mi pareja le toca fregar los platos, deja la coladera de la tarja llena de restos. Me resulta desagradable tener que limpiarla siempre yo”.
 

9. Rodrigo (39 años, ingeniero): “Cuando vamos a comer o a cenar a un restaurante, nunca puedo elegir postre, porque mi esposa elige el suyo y el que voy a comer yo. Lo peor es que ella puede comer de mi postre, pero yo el suyo no puedo ni olerlo”.
 

10. Mario (34 años, psicólogo): “Cuando está en el baño, aunque solo se esté lavando los dientes o peinándose, mi mujer no quiere que haya nadie dentro con ella”.
 

11. Claudia (32 años, enfermera): “Mi pareja se quita la ropa y deja todo tirado como una serpiente que mudara la piel: pantalón, calzoncillo y camiseta, uno encima de la otra. 
 

12. Andrés (37 años, informático): “Todas las noches me despierto totalmente destapado. No sé cómo lo hace, pero a lo largo de la noche mi mujer se lleva todo el edredón con ella y a mí me deja sin nada”.
 

13. Sonia (29 años, profesora): “Me saca de quicio que mi marido vaya dejando tirada su ropa por toda la casa. Al principio de la relación me hacía gracia, pero ya no. No es capaz de quitársela toda en una misma habitación. Él recorre la casa y en cada rincón deja una prenda. Cuando me vengo dar cuenta tiene medio closet tirado por el piso”.
 

14. Teresa (42 años, abogada): “Mi marido pone 10 aplazamientos en el reloj despertador antes de levantarse. Es muy molesto estar escuchándolo durante una hora, cuando podría estar durmiendo sin tanta interrupción”.
 

15. Nadia (31 años, camarera): “Me pone muy nerviosa cuando vamos en el coche escuchando música y no me deja disfrutar de la canción que se oye porque la detiene continuamente para contarme algo”.
 

16. Álvaro (44 años, periodista): “Me molesta que mi mujer sea incapaz de reconocer que se ha equivocado. Estoy esperando el día en que diga: ‘Lo siento, tenías razón”.
 

17. Esteban (55 años, médico): “Me molesta muchísimo que mi esposa deje el pan colocado al revés en la mesa. No cuesta tanto ponerlo bien...”.
 

18. Frank (36 años, periodista): “No me gusta que nada más terminar de cenar, mi pareja tenga que recoger la mesa. Aunque estemos viendo una película, ella se levanta y empieza a llevarse los platos a la cocina. Le digo que yo los recojo luego, pero nada...”.
 

19. Guillermo (34 años, profesor): “No entiendo por qué mi mujer necesita que las sábanas estén perfectamente estiradas. Me obliga a invertir 15 minutos en hacer la cama, y luego todo se arruga nada más meternos”.
 

20. Gonzalo (36 años, dentista): “Los interruptores de la luz, que son dobles, siempre tienen que estar los dos arriba o los dos abajo, pero mi mujer monta en cólera porque no aguanta que cada interruptor esté en una posición diferente”.
 

21. Iván (28 años, fotógrafo): “Mi novia no me deja entrar a su casa si no me quito los zapatos nada más cruzar la puerta. Es muy insistente con ese tema”.
 

22. Luis (52 años, funcionario): “Mi pareja no puede dormirse sin poner algo a todo volumen en el IPad, y cuando parece que está dormida y se lo voy a apagar pega un brinco en la cama y sube aún más el volumen. Al final acabo en el sofá la mayoría de las noches”.
 

23. Irene (32 años, profesora de inglés): “Odio que mi novio cocine porque eso implica que lo deja todo tirado. La cocina queda chorreando aceite por cada esquina. Y luego no la limpia bien”.
 

24. Sandra (27 años, enfermera): “Mi novio no concibe que antes de meter los platos en el lavavajillas hay que darles un paso de agua para quitar los restos de comida”.
 

25. Laura (25 años, entrenadora): “No puedo limarme las uñas tranquilamente mientras veo una película con mi esposo porque según él no aguanta el ruido que hago”.
 

26. Andrés (50 años, ingeniero): “Mi pareja hace pis unas cinco veces antes de irse a dormir. Aunque acabe de hacerlo, si nos quedamos hablando cinco minutos en la cama tiene que levantarse para volver al baño porque necesita hacer pis justo antes de ponerse a dormir. No es ninguna enfermedad. Es una manía que me saca de quicio”.
 

27. Alicia (35 años, secretaria): “Mi marido es incapaz de dejar los zapatos bien colocados uno al lado del otro en el piso. Siempre deja el derecho en el lado izquierdo y viceversa. Dice que no lo hace adrede, pero en cuatro años de convivencia aún no ha llegado el día en que los deje bien colocados”.

 

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